Para empezar con el blog que mejor que con un cuento que se publicó hace tiempo en
www.elbarrioantiguo.com
Lluvia.
Mordisqueo su labio y pienso lo difÃcil que es hablar con él. Estamos en la segunda semana de abril pero parece que la primavera nos ha abandonado, el cielo ha perdido su esplendor, las nubes están turbias y las calles se tiñen de negro por las chamarras de los más friolentos. Pienso en todo eso mientras él dice que pare, yo no paro porque me gusta la cara que pone cuando siente el dolor.
Llevamos un mes juntos, ha habido de todo: golpes, besos, abrazos, sonrisas, dolores de cabeza, mentiras piadosas pero sobre todo miedo, ese miedo ha fortalecido el vÃnculo, unos lo llaman amor otros lo llamamos miedo a estar solos.
Un dÃa cualquiera apareció mojado por la lluvia, los ojos rojos y la sonrisa desaparecida. Yo me asusté porque él le tiene pavor a la lluvia, no se mueve de ningún sitio si cae un racimo de gotas. Le quité la chaqueta y le di una toalla. Él parecÃa asustado, pero dijo que no era tan malo mojarse. Lo abracé como si fuera un niño y lo dejé sentado en el sofá. Le dije: Me voy. Me fui definitivamente.
Jamás supe porque no recibà un intento de llamada o una carta.
En la segunda semana de enero de otro año, decidà visitarlo sin avisar, todavÃa conservaba las llaves. Pude abrir la puerta. Estaba ahÃ, sentado en posición de espera. Seco por fuera y por dentro.