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  • Foto del escritorMali

El incómodo cadáver del mediador familiar.

Actualizado: 25 ene 2019

El incómodo cadáver del mediador familiar me lo dejaron encargado, dice mi vecina que este fin de semana viene por él, no quise preguntar para no ser imprudente. Le veo la cara y se parece a la de un artista de cine.

Mi hija ha encontrado el escondite del cadáver, se empeña en darle de comer, yo le digo que no es necesario, no he querido decirle que está muerto para no asustarla. Se ha encariñado con él.

Esta mañana de repente me dijo: ¿Por qué está todo el tiempo dormido? ¿Por qué huele tan mal?, yo le dije que no pasaba nada, que pronto vendrán por él, que no se preocupara, al decir esto se puso a llorar desconsoladamente, dijo que era de ella y de nadie más. La calmé un poco; no tuve más remedio que llamar por teléfono a la vecina pero… no contestó. No sé qué hacer, no quiero que mi niña sepa lo que es la muerte.

Acabo de llegar de la casa de mi vecina, dice que su mundo se ha derrumbado, que ya no sabe lo que es la vida y que quiere morir, yo quise calmarla, por más que intenté no hubo oportunidad de decirle que ya no quiero seguir teniendo el cadáver en mi casa.

Ya me he encariñado con el cadáver. Tiene su propia habitación. Pasamos día y noche con él. Mi hija le cuenta cuentos y yo tejo a la lado suyo….hasta ya le hemos puesto un nombre. Se llama Mario.

Mario va cambiando muy rápidamente de color. Pasó de un color morado a un azul turquesa. Casualidades de la vida, mi color favorito es el turquesa. No sé, hasta parece que lo conozco de toda la vida. Me invento diálogos. Él me dice algo y yo le contesto, me parece divertido. Nunca había tenido conversaciones tan largas sin que terminaran en lágrimas y lamentos.

No sé qué hacer con Mario. Mi vecina por fin se decidió, me dijo que pasará mañana a recogerlo. Yo estoy angustiada porque si se lleva a mi Mario, yo me quedo sola y más triste que nunca. Huele mal —por mucho incienso que ponga—, pero es buena persona.

Me he peleado con la vecina. Le dije que no se llevaba a mi Mario. Ella me dijo que estaba loca, que como era posible que me haya encariñado con un cadáver que ni siquiera era mío. Yo le dije que primero no le llamara cadáver, que se oía muy feo, que su nombre era Mario. Salió despavorida y dijo que iba a llamar a la policía.

Ha venido la policía pero yo he fingido no estar en casa. Creo que se dieron por vencidos. He escuchado que hablaban con la vecina, le dijeron de todo, que era una vieja loca, que se tomara las pastillas, que no los estuvieran molestando con más llamadas de madrugada.

Mi niña ha empezado a perder interés por Mario. Me enfadé con ella. Lo trata como sí fuera un cadáver, pasa frente a él y le hace unas muecas horribles. La regañé. Se fue llorando a su cuarto. Ahora parece que soy la mala de la película.

Mario desapareció. Fui inmediatamente a pedirle explicaciones a la vecina pero me dijo que no sabía nada. Yo no sé si creerle. Me invade una angustia. Lo único que me queda es rezar.

Mario, si me estás leyendo; regresa por favor.


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